Historia de una devoción

La imagen es un relieve busto de la Virgen labrado, según la tradición, por Fray Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente Ferrer, monje de la Cartuja de Valldecrist.

El hallazgo de la imagen lo atribuye la tradición a un pastor que, a principios del s. XVI, guardaba su rebaño en las inmediaciones de la Cueva.

La imagen de la Virgen de la Cueva Santa ha recibido durante más de seis siglos, generación tras generación, la visita en peregrinación de multitud de pueblos de los alrededores, que han confiado sus alegrías y penas, han pedido por sus necesidades y le han agradecido favores y gracias.

GOZOS DE LA VIRGEN

Pues que vuestras glorias cantan la devoción fervorosa.

Sed nuestra madre piadosa, Virgen de la Cueva Santa.

Vuestra imagen misteriosa de yeso blanco formada,

cerca de Altura fue hallada en una cueva espaciosa;

seis siglos prodigiosa la humedad no la quebranta.

Sed nuestra madre piadosa Virgen de la Cueva Santa.

A Isabel Monserrat fía el culto más fervoroso,

Y luego quita a su esposo la lepra que padecía;

Por ella ausente se veía de Jérica en pena tanta.

Sed nuestra madre piadosa Virgen de la Cueva Santa.

Volver a su casa intenta con tan dichosa mejora.

Y porque la villa ignora el milagro y lo consienta

Carta de creencia ostenta que es de pluma sacrosanta.

Sed nuestra madre piadosa Virgen del a Cueva Santa.

En su cesta aprisionada

La imagen con su candor y lo raro de la cueva,

no hay corazón que no mueva a penitencia y dolor.

y en todos es el fervor cosa que admira y encanta.

Sed nuestra madre piadosa Virgen de la Cueva Santa.